martes, 18 de marzo de 2014

Submarino Da Vinci


El submarino de Leonardo Da Vinci:


El genial inventor, pintor arquitecto, escultor y en definitiva genio del Renacimiento Leonardo Da Vinci, también se preocupó de lo que debajo del mar se escondía. Es un misterio lo que llegó a pensar y diseñar pues como él mismo nos dice, destruyó los bocetos. En el libro de Aforismo de Leonardo Da Vinci encontramos la explicación (aforismo nº 252), cuando nos dice que “De cómo es posible por medio de un aparato, permanecer algún tiempo debajo del agua; por qué me niego a describir mi procedimiento para permanecer debajo del agua por todo el tiempo durante el cual me es posible prescindir de alimentarme. No publico y no quiero explicarlo, temiendo el carácter malvado de los hombres, que aplicarían este dispositivo con fines de destrucción, empleándolo para despedazar desde el fondo del mar el casco de los buques y hundirlos junto a sus tripulaciones.
Realmente no le faltaba razón, pero siendo una cosa algo inevitable, hubiera sido interesante saber que diseño tendría y sobre todo como solucionaría los problemas planteados.

La mayoría de los inventos de Leonardo Da Vinci no fueron llevados a la práctica por considerar que superaban las posibilidades de la técnica de la época, a pesar de que Leonardo estudió la mayoría de sus proyectos cuidando los detalles y resolviendo las dificultades de la construcción.

Este gran inventor adelantado a su tiempo estaba fascinado con el mundo marino, y como en otras áreas de la tecnología realizó muchos diseños encaminados a la exploración acuática. Su famoso traje de buceo, estaba hecho de cuero, se conectaba a una manga de aire fabricada con cañas y a una campana que flotaba en la superficie. Una prueba de que el artista era además un hombre práctico se aprecia al ver que el traje incluía una pequeña bolsa para que el submarinista pudiera orinar en ella.
Estos últimos avances en el campo del buceo y unos primeros bocetos de naves sumergibles hacen que Leonardo despierte la inquietud por el mundo subacuático y a finales del s.XVI aparecerán las primeras embarcaciones sumergibles.

Los comienzos del hombre bajo el mar
Desde el principio de los tiempos la inquietud del ser humano por conocer toda la geografía del planeta lo ha llevado a investigar y moverse por áreas de la tierra de difícil acceso, y las ¾ partes del planeta no iban a quedar inexploradas.

Los submarinos son embarcaciones desconocidas para la gran mayoría de la gente, si pensamos que son muchos los que se preguntan el motivo por el que grandes barcos de metal flotan, no hablemos ya de cómo un submarino de gran tonelaje puede salir a flote.


Todo empieza con la flotabilidad

Todos los barcos, así como los submarinos en superficie, están en situación de flotación positiva, pesando menos que el volumen equivalente de agua (de acuerdo con el principio de Arquímedes). Para sumergirse hidrostáticamente (sin ayuda mecánica), un buque debe ganar flotación negativa, bien incrementando su propio peso o decrementando el desplazamiento de agua (volumen). Para controlar su peso, los submarinos están equipados con tanques de lastre, que pueden llenarse con agua tomada del exterior o aire a presión.
Para sumergirse o emerger, los submarinos usan los tanques de proa y popa, llamados tanques principales, que se abren y se llenan completamente de agua para sumergirse o se llenan de aire a presión para emerger. Durante la inmersión, los tanques principales suelen permanecer inundados, lo que simplifica su diseño, por lo que en muchos submarinos estos tanques son simplemente una sección del espacio entre los cascos. Para un control manual más rápido y preciso de la profundidad, los submarinos disponen de unos tanques de control de profundidad más pequeños, capaces de soportar presiones más altas. La cantidad de agua en estos tanques puede controlarse tanto para responder a cambios en las condiciones exteriores como para cambiar la profundidad de inmersión. Dichos tanques pueden situarse cerca del centro de gravedad del submarino, o distribuirse por el buque para evitar afectar a la escora.

El hombre bajo el mar en la antigüedad

El interés del hombre en penetrar las profundidades de los mares se remonta a muy atrás, en el tiempo. Las primeras referencias que se tienen son los batiscafos o escafandras ensayados por Alejandro Magno, en el siglo III antes de Cristo, utilizados en la batalla de Tiro (332 A.C.).
Otras referencias del hombre bajo el mar en la antigüedad las encontramos en las historias del griego Herodoto, en escritos del año 460 A.C., donde nos habla de un famoso buzo griego llamado Scyllis y de su hija Cyana, empleados por el rey Jerjes para la recuperación de tesoros en un buque persa hundido. Habiendo terminado su trabajo, Jerjes los retuvo, pero el griego y su hija, durante una tormenta, se lanzaron por la borda y bucearon sembrando el desconcierto en la flota fondeada al cortar sus amarras y quedar los buques a la deriva. Mientras tanto, los dos fugitivos escaparon nadando hasta Artemisus, a nueve millas de distancia, mientras la flota se estrellaba contra los arrecifes. Por su parte Tucídides (años 460-400 a. de C.) narra la actuación de los buceadores de combate atenienses en el sitio de Siracusa, cuya intervención caracterizó la guerra del Peloponeso.
Más adelante, en las Guerras Púnicas (264-146 A.C.), ya se dispone de rudimentarios equipos de buceo, que permiten pasar por debajo de las naves, barrenarlas y hundirlas. Hubo después un periodo de profunda inactividad, o al menos en lo que se refiere a documentación que atestigüe una continuidad en la evolución de este tipo de artilugios.
Sin embargo, todas estas primeras inmersiones de la antigüedad no dejan de ser los primeros escarceos del hombre bajo el mar, pero como simple buceador, en ningún caso encontramos referencias de vehículos submarinos. Para ello deberían pasar más de 1500 años, cuando tras la Edad Media, parece que finaliza esta etapa en la que el hombre vive de espaldas al mundo submarino, y ya en el siglo XVI, aparecen las siguientes referencias al respecto.


Narcis Monturiol i Estarriol nació en 1819 en Figueres (Girona), pueblo que en la actualidad se relaciona con la figura de otro catalán que destacó en un campo totalmente diferente, el pintor Salvador Dalí. Monturiol fue un hombre inquieto de curiosa biografía que, a pesar de haber cursado estudios de derecho, se dedicó a la ciencia y más tarde a la política.
Durante una estancia en Cadaqués, Monturiol observó las dificultades que conllevaba la pesca del coral y concibió la idea de construir un buque submarino, idea que llevó a la práctica gracias al apoyo económico de sus amigos. El submarino, llamado Ictíneo, tenía doble casco, estaba dotado de mecanismos para pescar coral y se movía por tracción humana. Después de las pruebas realizadas en Barcelona y Alicante, en 1862 el gobierno se mostró interesado en el proyecto y prometió al inventor los medios necesarios para la construcción del nuevo buque. Sin embargo, al ver que tales promesas no se cumplían, Monturiol montó una compañía con capital obtenido por subscripción popular y en 1866 construyó su segundo Ictíneo, que se movía mediante una hélice propulsada por una máquina de vapor.
Parece probable que el invento de Monturiol hubiera podido llegar a buen término de haber contado con el apoyo económico necesario; sin él, el proyecto fracasó y el inventor hubo de vender la nave como chatarra para pagar sus deudas. Este fracaso fue decisivo para Monturiol, que abandonó sus inventos científicos para dedicarse a la política, en la que destacó como diputado de la primera República (1873-74).


    


La idea del Peral

Durante toda su carrera militar en la Marina, el ideal de Isaac Peral había sido resolver el problema de la defensa de la nación frente a las modernas máquinas de guerra con que contaban otros países. Su invento era, en efecto, el arma de guerra perfecta.

La idea del submarino fue puesta sobre papel el 20 de septiembre de 1884, según se recoge en unas cuartillas firmadas por su autor y tituladas "Proyecto de Torpedero Submarino". En esos años, Isaac encontró las circunstancias propicias para sistematizar sus muchas ideas y reflexiones cuando, después de 1882, habiendo enfermado gravemente en su viaje a Filipinas, debió regresar definitivamente a España y dedicarse a la docencia y al estudio, su gran pasión.

En 1885 España es amenazada por la presencia alemana en las Islas Carolinas, donde llegó el acorazado germano "Iltis" con intención de izar su bandera. Conocido este hecho, un patriota Peral decidió hacer públicas las ideas que tenía para revolucionar el sistema de defensa español, con su torpedero submarino. El apoyo fue unánime, y ese mismo año Peral comenzó a trabajar en las bases del gran invento. En 1888 fue botado en el arsenal de La Carraca (Cádiz) con gran expectación.



La nave de Peral consistía en un casco de acero, de 22 metros de eslora y 2,87 metros de manga en su Cuaderna Maestra. De forma fusiforme, tenía una torreta en el centro, donde se ubicaban las escotillas de entrada al submarino. Su interior estaba pintado de color blanco y el exterior de color gris. Incorporaba, además, un moderno periscopio y un gran número de pequeños detalles con los que Isaac iba resolviendo las dificultades de viajar bajo el agua, como la provisión de oxígeno o el empañado de los cristales.

En el interior se encontraba el puesto del timonel y la caseta de derrota, ambos preparados para ser maniobrados por dos hombres. El pasillo que recorría el submarino de proa a popa estaba pintado de blanco e iluminado por la luz eléctrica de las bombillas. En paredes y techo había cajetines de madera de color ocre que cubrían la canalización de las conducciones eléctricas. El suelo se forró con una alfombra de goma que actuaba como aislante de la electricidad que envolvía la nave.

Para cada uno de los aspectos de la nave, Isaac había previsto las dificultades y la solución. De modo que el día de la botadura, el 8 de septiembre de 1888, la aparición del submarino fue considerada un logro para un país que, con Peral, sumaba argumentos al nombre de "Edad de Plata" con que se reconoció el siglo XIX en las ciencias españolas.


Funcionamiento de un submarino:

Fuentes:
https://www.youtube.com/watch?v=pMtDja5PeRw

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